¿Por qué rechino o aprieto mis dientes durante la noche?

El acto de rechinar es la acción de deslizar o friccionar los dientes inferiores sobre los superiores, fuera de la masticación, unas veces de forma voluntaria y otras inconscientemente durante el sueño. Durante el día esta acción puede ser voluntaria. Tal acto puede originar, si es constante en el tiempo, unas veces el desgaste de las superficies de roce de las muelas y dientes y otras, en el peor de los casos, la movilidad y posterior caída de los mismos. Tanto en un caso como en el otro el resultado, si no se pone remedio con un tratamiento adecuado, va a ser muy desalentador para esa boca y sus piezas dentarias. Este rechinar se produce como resultado de una sobretensión e hiperactividad de las estructuras que participan de forma dinámica en la masticación como son los músculos de la mandíbula, al apoyarse ésta en sus articulaciones. El resultado final, de toda esta sobreactuación muscular en la zona masticatoria, va a ser la fatiga y el agotamiento de dicha masa muscular y su consiguiente contractura y agarrotamiento, que es lo mismo que decir “dolor”. De ahí que éste se localice en dicho lugar, al igual que en las articulaciones mandibulares (justo por delante de las orejas, simulando al dolor de oídos y con el cual se puede confundir) y con posible afectación de las mismas. También puede verse comprometido el resto de la cara, cabeza y cuello e incluso la espalda. A todo este conjunto de signos se viene denominando al igual que en las articulaciones mandibulares (justo por delante de las orejas, simulando al dolor de oídos y con el cual se puede confundir) y con posible afectación de las mismas. También puede verse comprometido el resto de la cara, cabeza y cuello e incluso la espalda. A todo este conjunto de signos se viene denominando al igual que en las articulaciones mandibulares (justo por delante de las orejas, simulando al dolor de oídos y con el cual se puede confundir) y con posible afectación de las mismas. También puede verse comprometido el resto de la cara, cabeza y cuello e incluso la espalda. A todo este conjunto de signos se viene denominandoBruxismo y su ejercicio en el tiempo: Bruxomanía. En muchas ocasiones no se darán todas estas manifestaciones o alguna puede pasar desapercibida, pero el resultado final en la boca va a ser el mismo: La alteración del sistema dentario. 

Con frecuencia el Bruxismo no se percibe por la noche, mientras se duerme, pero al levantarse se hacen evidentes sus resultados: Cansancio mandibular acompañado de dolores a nivel de las zonas anteriormente descritas. El desgaste de los dientes, con destrucción del esmalte y sin posibilidad alguna de regeneración como en algunos roedores, los va a dejar como si estuviesen mutilados o decapitados y con las terminaciones nerviosas al descubierto. El consiguiente peligro será la aparición de todo tipo de complicaciones (Hipersensibilidades, hiperhemias, pulpitis, gangrenas pulpares, etc), en las que el dolor siempre será un síntoma constante.

 Con el paso del tiempo se irá adquiriendo un gran desarrollo muscular, a éste nivel mandibular, acompañado de una “gran potencia masticatoria” capaz de destruirlo todo: Desde los propios dientes (desgastándolos, fracturándolos o moviéndolos), hasta rehabilitaciones de todo tipo que se hayan podido realizar como empastes, diferentes prótesis, etc.      

Sabemos que existen factores que pueden ser los desencadenantes, favorecedores o acompañantes del proceso. Ellos son el estrés, las preocupaciones, disgustos, etc. a través de la ansiedad que han generado al incidir sobre personas muy definidas y con predisposición. Una vez que el organismo ha encontrado una vía de escape, como los dientes, para eliminar el exceso de tensión acumulada por el conflicto que le agobia, el bruxómano habrá encontrado además de un gran alivio, una gran satisfacción. De esta forma reiterada es como una persona puede adquirir el hábito y terminar haciéndose dependiente de Bruxómano.

A partir de aquí pueden pasar meses y hasta años para darse cuenta de que el proceso se ha hecho crónico y que sus dientes se encuentran ya mermados y disminuidos de tamaño por el desgaste de la fricción.

El Bruxismo es más desconocido a nivel popular; no es tan evidente y su diagnóstico puede ser más tardío.

La reposición de los dientes desgastados se llevará a cabo mediante prótesis especiales, en las que la mayoría de las veces no quedará más remedio que hacerlas “metalizadas” (solo en la zona de atrás ó posterior).

Consideraciones:    El bruxismo en definitiva es un vicio o hábito elevado al rango de mala costumbre y que se adquiere la mayoría de las veces involuntariamente.

Los términos utilizados en la narro-explicación: Vicio, hábito, etc.no tienen un significado malo o peyorativo cuando lo utilizamos médicamente para describir o definir una enfermedad. Por tanto no tiene por qué ser ninguna vergüenza el nombrarlo y mucho menos padecerlo. – Es muy importante coger a tiempo esta alteración, en sus inicios, porque será más fácil de corregir y el tratamiento siempre resultará más económico.

– Debe ser “imprescindible” la plena participación del paciente. Tendrá que poner una “gran voluntad” para romper con la dependencia que le ha creado esa mala costumbre. Deberá ser consciente y no pasarle desapercibido cualquier rechinar de dientes que pudiera tener durante el día, a fin de poderlo evitar. Una forma sencilla de conseguirlo es llevar la punta de la lengua a tocarse la campanilla, en el paladar.

El tratamiento consiste en la utilización de una “ PLACA DE RELAJACIÓN ”. Ésta es una placa de resina ajustada a la boca y confeccionada en la clínica. Será necesario llevar a cabo la puesta de forma continua, sin que existan intervalos de descanso, salvo para la limpieza, si el dentista lo considere oportuno, o únicamente por las noches.

La PLACA va a desempeñar tres funciones fundamentales. Por orden de importancia son las siguientes:

       (a) Borrar ese cliché, circuito o círculo vicioso impreso en el cerebro: Ansiedad-Rechinar-Contractura, etc.

     (b) La segunda función va a ser la de proteger los dientes del desgaste al que están sometidos. También a las prótesis, que se utilicen para la rehabilitación, de posibles fracturas.

       (c) Finalmente suprimir la contractura muscular de la zona o lo que es lo mismo el “dolor”.

 Una vez solucionado el problema, se deberá acudir al dentista periódicamente para sucesivos controles.

En cuanto a la rehabilitación decir: Que no siempre va a ser posible confeccionar las prótesis deseadas por el paciente para solucionar el desgaste de los dientes en el Bruxismo. Muchas veces no nos quedará más remedio que sacrificar una bonita estética, sobre todo en las muelas traseras (posteriores), al tener que utilizar materiales de menor resultado estético, pero más duros y resistentes (metálicos). De esta forma protegeremos las prótesis de posibles fracturas una vez hayan sido colocadas, evitándole al paciente posibles disgustos y enfados, además de ahorrarle un precioso tiempo y dinero.

No obstante, no sería extraño que en algún momento se pudiesen fracturar ciertos trabajos-tratamientos (empastes, puentes, etc.) realizados en una rehabilitación de boca de este tipo. En podría absoluto tratarse de que el profesional no hubiera puesto empeño e interés para el caso (pues siempre se refuerza la prevención) si no, más bien por la no disminución de potencia muscular en la mandíbula por colocación insuficiente de la PLACA DE RELAJACIÓN.

Finalmente, si la potentísima fuerza ejercida por una masa muscular hiperdesarrollada, es capaz de lesionar y destruir por desgaste los propios dientes para dejarlos decapitados o fracturados ¿Cómo no lo va hacer con un puente, un empaste o una porcelana que no de ser un producto artificial y de imitación? De ahí la necesidad de llevar siempre esa protección para los arreglos de boca, que es la “PLACA DE RELAJACIÓN”, inmediatamente después de ser terminada una rehabilitación dentaria por Bruxismo.

Estará completamente contraindicado el masticar chicles, caramelos gomosos o productos que en el argot corriente sirvan para calmar la tensión o los nervios, así como mordisquear lapiceros u otros objetos con idéntico fin. Esto, más que como una norma definitiva, se debe tomar como una barbaridad absoluta si queremos evitar recaídas.

Si alguna vez ocurriese alguno de estos contratiempos, fractura incluida, deberá acudir a la consulta en un tiempo breve para podérselo solucionar. Así evitaremos nuevas complicaciones. Recuerde siempre que en medicina la prevención siempre ha sido más favorable y rentable que la intervención. De ahí que al apremio haya que decirle siempre: Si. Mientras que al abandono, sin embargo, rotundamente NO

Dra Osés | Preguntas Frecuentes